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Aureliano Sáinz | Salvar el Castillo de Luna

Con cierta frecuencia, en este medio he hablado de los castillos medievales que pueblan el territorio nacional. Y cuando utilizo el verbo "poblar", no voy muy descaminado, porque la Asociación Española de los Amigos de los Castillos tiene contabilizados alrededor de diez mil en distintos estados de conservación, considerando que hay provincias que poseen una cifra muy alta, caso de la de Jaén, que contabiliza 237 fortalezas: 97 castillos y 126 atalayas, además de recintos amurallados y castros.


Todo ello se debe a que, en la Edad Media, los reinos colindantes, unos y otros, creaban esta arquitectura militar dedicada a la vigilancia y protección de las poblaciones, dado que los conflictos de poder y las contiendas eran habituales al ser promovidos por los monarcas y la alta nobleza que concentraba grandes posesiones.

Aparte de la provincia indicada, esto también sucede en la denominada Raya que separaba el reino de Portugal y el reino de Castilla, por lo que en una Comunidad como la de Extremadura se encuentran numerosos castillos, reflejo de las permanentes disputas de ambos reinos.

Desde una perspectiva personal, puesto que nací en Alburquerque, uno de los pueblos extremeños cercanos a la frontera con Portugal y que cuenta con uno de los mejores castillos de Extremadura, pero también como arquitecto, siempre he estado interesado en la arquitectura medieval, lo que da lugar a que escriba con relativa frecuencia, en esta y otras publicaciones, sobre los medios de defensa que nos hablan de una etapa pretérita de nuestra historia a la que no debemos dejar de lado. De este modo, y haciendo memoria, puedo citar tres de los últimos artículos que he publicado sobre este tema: Visitando castillos, Castillos templarios o Castillos de la Orden de Santiago.


Como es natural, los castillos necesitan ser cuidados y restaurados, por lo que hay que estar atentos a los procesos de deterioro que el tiempo los somete, sabiendo, por otro lado, que en épocas pasadas fueron utilizados de diversas formas cuando la artillería hizo su aparición, dando lugar a que fueran perdiendo su función de protección inicial que tenían.

Pero el cuidado y mantenimiento depende de quiénes sean sus dueños, dado que algunos son de propiedad privada, al tiempo que otros están en manos públicas de distintos rangos. Así, una parte significativa del total es propiedad de las Comunidades Autónomas en las que se encuentran ubicados, debiendo ser estas las encargadas de mantener su estado de conservación, respetando sus características, según las normativas aprobadas.

Acerca del castillo de Alburquerque, denominado Castillo de Luna por haber pertenecido al valido del rey Juan II de Castilla, debo indicar que tiempo atrás llevamos una lucha agotadora contra un insólito proyecto aprobado por la Junta de Extremadura, con el beneplácito de un antiguo alcalde de la localidad, ya que se pretendía convertirlo en una hospedería de lujo, de modo que se alteraba de manera radical su fisionomía.

Finalmente, tras demanda judicial interpuesta, el proyecto fue retirado por la propia Junta de Extremadura. Esta larga historia, para que no fuera olvidada, la recogí en el libro Vida y muerte de don Álvaro de Luna. Historia del castillo de Alburquerque y la lucha por conservarlo.


Pero, tal como he apuntado, hay que mantener en buen estado estos edificios medievales, porque el transcurrir del tiempo acaba deteriorándolos. Es lo que sucede con el Castillo de Luna, que lleva décadas sin que reciba ninguna atención, por lo que ha tenido graves deterioros: desprendimientos de piedras de sus torres y murallas; arbustos crecen por sus paredes dando lugar a daños significativos; filtraciones de agua en las cubiertas que llegan a las estancias; puertas, ventanas y mobiliario muy deteriorados, etcétera.

Esta situación nos ha llevado a iniciar una campaña abierta a toda la población para presionar a la institución propietaria con el fin de que tome medidas y frene el deterioro, al tiempo que restaure las partes dañadas. Así, con el lema S.O.S. ¡Salvemos el Castillo de Luna!, hemos comenzado lo que va a ser una larga lucha, pues por experiencia sabemos que si no hay una fuerte presión popular a la Junta de Extremadura continuará este estado de cosas, ya que la defensa del Patrimonio no suele ser un tema que entre en sus prioridades.

Así pues, tras haberla dado a conocer en los distintos medios locales y regionales, tomando como referente visual el logotipo diseñado, se ha planificado una concentración junto al denominado Caballero Medieval que se encuentra ubicado en el centro del pueblo. Somos conscientes de que esto es un punto de partida de una reivindicación que no debería ser necesaria, puesto que la Ley obliga a los propietarios, públicos o privados, mantener en buen estado los bienes patrimoniales.

AURELIANO SÁINZ
FOTOGRAFÍAS: AURELIANO SÁINZ

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